1
En las mañanas de invierno no me llames;
estaré esperándote aunque me encuentres dormido,
no será tu risa loca la que conmigo acabe,
ni será el salvaje ritmo de mi corazón dolido.
Cobarde, me llevarás a tu aposento, cobarde,
eres la musa y la destrucción que va conmigo,
cuando mi ilusión en el fuego arde.
2
Hoy estás frío, y me recuerdas aquella boca
que quedó entre mis labios y el olvido;
me miró aquella niña tan hermosa,
mis ojos desde entonces están heridos.
Hoy estás frío como los ángeles de piedra,
pero arde tu recuerdo en mi memoria,
cantando una canción de primavera
que me llevó hasta el mar en una ola.
Que maravilla Enrique, realmente es un poema precioso, digno de estar en cualquier sitio donde lo pueda leer mucha gente. Yo que tú, publicaría todas tus obras en el Mono. Aunque no soy muy experta en poesía, pero creo que tengo buen gusto para distinguir las letras escritan con sapiencia.
ResponderEliminarLa verdad que no conocía a Pasolini.
Un gusto leerte.
No sé, Elda si tenía 18 o 19 años en el octubre que los escribí (alguien que podría ayudarme a discernirlo no puso mucho interés), siempre me gustaron, especialmente el segundo, había un tercero que no me gustaba y por ello lo excluí desde muy pronto. Me gusta hablar sobre ello, ya que pienso que estaban por encima de lo que solía escribir, subyacían hechos poco agradables para un muchacho que hasta eses momento sólo pensaba en divertirse con su novia y sus amigos. Gracias, Elda por detenerte en estos poemas, son una parte emotiva de mi juventud, un despertar quizás, y representaron durante años el tipo de poesía que yo quería hacer.
ResponderEliminarSobre la publicación, nunca se sabe. En aquellos años era inviable económicamente y lo ansiaba, ahora es relativamente barato y fácil procurarse modestas ediciones del trabajo de uno. La última decepción (tú la conoces) me ha orientado a pequeñas versiones en audio (a ver como van de caras) y pensar en el grupo limitado de personas que váis a escucharla, creo que eso es lo importante. No me gustó mucho la imagen que daba un excelente profesor de Filosofía que tuve, valioso y realmente bueno, bueno, que se afianzó en esta ciudad y que incitaba a los alumnos y a los conocidos a que le compraran unos manuales de Historia de la Filosofía que había publicado, por vanidad y recuperar lo invertido.
Buenos poemas a los que a pesar de la presencia del amor y la muerte, no revistes de dramatismo.Te enfrentas a la idea de la muerte , a lo que ésta te produce y a lo que supone y consigues unos poemas de categoría y con mucho carácter. Me han gustado mucho, no sabría decirte cual más.
ResponderEliminarBeatriz, fueron de los primeros poemas de los que me sentí verdaderamente satisfecho, creo que escribía muchos poemas entonces, y es mejor no hablar de la mayoría de ellos. Recuerdo el sitio y las causas que me llevaron a escribirlos, por ello tienen una considerable carga emotiva en mi historia personal. Como siempre, Beatriz, debo darte las gracias por tu gran interés en lo que escribo y por tu extrema amabilidad.
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