sábado, 22 de octubre de 2016

Hay quien puede creer


Hay quien puede creer
que aún cantas entre los muertos
esa canción alegre que me ponía tan triste,
que sueñas 
en los escalones rotos y adormecidos
del umbral de una casa sin muros ni recuerdos
inserta en un cartel publicitario,
que miras la profundidad de la baraja
donde yace la muerte
teñida de imprudencia,
tu juventud
atravesada por una pluma sin tintero
cuya esperanza en un cuaderno se ha perdido,
tu sonrisa acorralada por un deseo de amor
que sufre y no despierta,
una hoja muerta llevada por el viento,
tu vestido arrugado 
naufragando en la acera del destino,
en la luz del Infierno que no pudo alumbrarte,
en la sombra del Paraíso que oscureció tu mirada. 




2 comentarios:

  1. Hay quien puede creer...en efecto.Yo soy uno de ellos.
    Nunca dejará Marilyn de cantar para quienes seguimos vibrando de alguna manera ante su imagen y su recuerdo.

    Saludos Enrique.

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  2. Sé,Joaquín,que a casi nadie le importa Marilyn en estos días, este mundo no cree en los héroes ni en los dioses, y a los que le importa no la mirarán con la profundidad que requiere lo que representó, preferirán pensar que es el mito más grande de los muchos que adornan su estantería de fracasos, el de la resurrección que no acaba de llegar para una persona con una riqueza intelectual y emotiva considerable. Su interpretación real del sueño americano, ese que se vive actualmente en Europa, es denso y va desde los estratos sociales más desfavorecidos hasta una inmersión nada satisfactoria en el mundo de los ricos. No es la única que nos puede hablar del largo camino de la soledad en ambos extremos. No se le perdonó que tuviera talento, hasta el punto que nadie quiere ver a Roslyn desplegando el resplandor de su tristeza, molestaba que dijera la verdad, sobre todo porque no era consciente de que la decía, pero lo que no soportó casi nadie es que hubiera nacido pobre y, puede que sin pretenderlo, no lo olvidara.

    Gracias, Joaquín, siempre es un placer poder comunicarme contigo.

    Un abrazo.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.