sábado, 27 de diciembre de 2014

Arturo Pareja Obregón - Sevilla.

       Arturo ha heredado de su padre, Don Manuel, el talento, la clase, la sensibilidad, el amor al arte y Sevilla. 




       Aquel día que lo conocí en concierto ebrio de piano, no resistió la competencia directa del futuro europeo del Madrid que caería ante el Arsenal en un partido aburrido. Por suerte, parece haber olvidado el punto más cuestionable del hombre de la clase y las hechuras infinitas, del clavel en la solapa rojo y la voz de querencia engalanada; su monarquismo. Cantó como un artista de verdad viendo muchos huecos en el patio de butacas los llenó con su arte, prefirió fingir que estaba ciego y nos deleitó durante un par de horas, especialmente con dos joyas; Cantinero de Cuba, nada que




ver con la también excelente versión de Sergio y Estíbaliz y esta ensoñadora, prístina, bohemia de rango alto, estremecedora y sincera, Sevilla. 

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.